Para que el alma de un bebé conecte plenamente con su cuerpo, es necesario que los primeros dos años de vida su mamá esté 100% pendiente y en contacto con él. Esto no es posible en nuestra sociedad, porque las mamás no tienen el tiempo y la tranquilidad que necesitan, y porque toda mamá ha heredado traumas del pasado que la han desconectado. En otras palabras, toda mamá es una mala madre (así no hay presión para nadie). Toda mamá ha descuidado de alguna manera las necesidades básicas (fisiológicas, de conexión-nutrición y de seguridad) de su bebé, bien porque estaba atareada, tenía depresión, estaba ansiosa, preocupada o insegura…
El resultado es que el alma del bebé no llega a conectar casi con el cuerpo, o muy poco, o se crean relaciones de codependencia en las que uno no se hace cargo de su alma y sus emociones. Los tres tipos de Fragmentación del alma se relacionan directamente con los tres Miedos del Ego:
- Fragmentación por Abandono: las necesidades Fisiológicas, como beber, comer, ritmos, temperatura, ir al baño…, no han sido satisfechas. Su alma está más fuera que dentro y, por tanto, entregada a limpiar el transgeneracional. Estas personas no son dueñas de su destino y encuentran difícil conectar con la abundancia. Han de cuidar las necesidades Fisiológicas de su bebé interior, aprendiendo a notar la sed, a comer poco a poco durante todo el día, respetando sus ritmos y su descanso…
- Fragmentación por Rechazo: las necesidades de Conexión-Nutrición no fueron satisfechas. Cuando este bebé tiene un dolor o susto, su alma se sale y busca a mamá, que está ocupada en el “tengo que hacer”. Cuando ella atiende a su bebé, llega con prisas, agobio, susto… El bebé, que se ha quedado vacío, se abre a absorber la energía emocional de mamá, y cuando ella siente alivio, él cree que es amor. De mayores, estas personas tienden a estar fuera de ellas, con la mente en el tengo que hacer, y están abiertas a escuchar y absorber los problemas y densidad emocional de los demás. Esta energía rodea su corazón, que se cierra y se apaga. El corazón es el radar natural, pero al estar cubierto no funciona. Para recuperar la conexión con su corazón, estas personas han de empezar eligiendo todas las pequeñas cosas que le gustan y que no, hablarse a sí mismos con amabilidad y ternura y elegir qué es lo que le nutre y sienta bien, y qué no.
- Fragmentación por Descontrol: estas personas nacen en un hogar donde los adultos tienen muchas inseguridades. Uno de los adultos (o ambos) es controlador o sobreprotector, por lo que asume el alma de las demás personas del hogar. De esta manera, este bebé crece sin sentir sus propias emociones, porque ese adulto se ha encargado de evitarlo. Pero cuando llega la adolescencia y las hormonas, el joven empieza resultar insoportable para el adulto, quien le devuelve su alma de golpe. Así, este joven siente un día como toda su vida se viene abajo, siente toda la emoción intensa de golpe, cuando antes siempre había sido anestesiado y protegido emocionalmente. Corriendo va en busca de alguien quien sostenga sus emociones. Tienden a contar cosas que sucedieron hace tiempo con toda la carga emocional como si fuera hoy. Estas personas tienen que aprender a sostener sus emociones, y para ello les va bien hacer deporte o alguna actividad que ayude a canalizar su energía, aprender a tomar perspectiva, explorar lo que sienten en el cuerpo en un rincón seguro que hayan creado en su casa, y actuando para sentirse mejor, en lugar de reaccionar para encontrar alivio.
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