Los Miedos del Ego derivan de tres rasgos biológicos que todos los animales gregarios tienen en común. Tres cualidades que son fundamentales para la coexistencia del grupo, y que evolutivamente ha favorecido la cohesión de éste. Esas cualidades son la pertenencia, el dar y recibir, y el orden. Sin embargo, cuando empezamos a vivir en ciudades, estas cualidades se convirtieron en miedos a las demás personas: los Miedos del Ego. Miedo al Abandono, al Rechazo y al Descontrol. Todos resonamos con los tres miedos, aunque con unos más que otros.
El Miedo al Abandono es el primero en formarse. Estas personas viven en un mundo mental, ya sea imaginativo o intelectual, y les cuesta estar conectados con su cuerpo. Cuando se activa su Miedo, se paralizan o lloran, como lo haría un bebé. Se abandonan a sí mismos, pero también a los demás, porque al habitar su mundo mental, se alejan de los demás. Su talento es el amor, ser el pegamento de los grupos, y un especialista en su materia.
El Miedo al Rechazo surge entre los 4 y 7 años de edad, y resuena con el extranjero que llega a una ciudad lejana, y se encuentra con que huele diferente, su pelo y sus ropas son diferentes, así como su lenguaje. A estas personas les resulta difícil comunicar con otros porque se sienten muy diferentes, y porque no han aprendido a manejarse emocionalmente. Prefieren relaciones en las que no hay discusiones, pero terminan tragándose sus sentimientos para no entrar en conflicto, y cuando ya no pueden más, se dan media vuelta y se van. De tanto que comprenden al otro, terminan cerrando su corazón y rechazando a los demás, sin darse cuenta. Pero lo que perciben es que son los demás quienes les rechazan y critican. Su talento es la comunicación y la coordinación.
El Miedo al Descontrol surge a partir de los 8, y resuena con el joven de la manada que un día le planta cara al macho alfa para ocupar su lugar. Estalla la pelea y mueren inocentes en la lucha de poder. En estas personas la adolescencia es una etapa especialmente difícil, con sensaciones muy fuertes y muchísima inseguridad. De pequeños sus padres evitaron cualquier dolor, hasta que un día, con la intensidad hormonal de la adolescencia, sintieron como todo su mundo se vino abajo de repente. Este suceso les crea miedo al fracaso y a ser descubierto como un fraude, además de una sensación de no valer una m***rda. Temen que todo se escape de su control, pero debido a la intensidad de las emociones que sienten y la energía que mueven, son ellos quienes crea descontrol. Su talento es la creatividad, idear proyectos, manipular positivamente, como cuando enseñas a alumnos, y liderar.
Puedes ver también:
Podcast: Reproducir en una nueva ventana | Descargar
Suscríbete: RSS